Todas las fuentes* que se consultan sobre los temas más antiguos de China coinciden en que, por tratarse de tiempos tan lejanos, la información tiene visos de mito y leyenda. Sin embargo, por lo temprano que se comenzó a dejar constancia escrita sobre cañas de bambú (ca. siglo XIII a. C.) y mucho antes con signos sobre caparazones de tortugas y por continuos hallazgos arqueológicos (que prueban que algunos mitos se han vuelto verdades) lo que sigue puede tener una buena dosis de certidumbre.**

Según esas fuentes, durante el mando del emperador chino Yao, éste nombró a Shun (2294 y 2184 a. C.) como lo que sería un ministro de educación de hoy. Shun se encargó de organizar el sistema escolar en el reino de Yao. Con ese fin fundo dos escuelas:

(…) una superior llamada Shang Xiang (palabra que significa arriba y alto), y otra llamada Xia Xiang (palabra que significa abajo o bajo).

Sobre la finalidad de esa educación (que no era precisamente para todos), se sabe que tenía un sentido ético (piedad filial y virtudes en general), lo intelectual que refiere la cultura y el saber, lo biológico referido a la crianza física.

Poco se sabe del curso que tuvo esta propuesta de Shun, quien después sucedió como nuevo emperador a Yao. Sobre todo, porque la consolidación de una nación china unificada tuvo que esperar 20 siglos.

Lo siguiente sobre la educación china ya tiene certeza histórica. El filósofo chino Confucio (28 de septiembre de 551 a. C – 11 de abril de 479 a. C.), alrededor de sus postulados filosóficos y con la intención de que fueran divulgados y difundidos entre todos los chinos, configuró un sistema de enseñanza-aprendizaje que, luego de algunos periodos de su negación, perdura prácticamente hasta la actualidad. Esto lo ubica, entonces, alrededor del año 500 antes de nuestra era, cuando Confucio tenía casi 50 años.

Naturalmente las características pedagógicas y los contenidos de conocimiento tuvieron como fuente esos postulados filosóficos de Confucio que recaían en el maestro:

El maestro debe ser un “Junzi” moral, un hombre superior, cuya inteligencia, honestidad y virtud lo diferencian de la mayoría. Admirará la inteligencia allí donde la encuentre, pero será comprensivo con el vulgo escasamente formado. Deberá conocer las capacidades de cada uno de sus alumnos, tratando de convertirse en su guía y enseñarle el único camino a la perfección: el esfuerzo personal y la auto perfección mediante la introspección y el estudio del mundo exterior.

La educación comprenderá, por tanto, un ámbito fundamental: la formación moral, y otros dos que la completan, como son la intelectual y la guerrera. Para conseguir los objetivos morales se enseñan dos disciplinas, la música, porque conmueve el interior de la persona y le crea serenidad, y las ceremonias, que regulan la conducta exterior y otorgan elegancia a quien se ejercita con esmero y rigor. Las prácticas militares comprenden el manejo de carros de combate y el tiro con arco. La formación cultural se centra en el aprendizaje de la escritura y de las matemáticas.

De haber tenido continuidad (algo difícil por los avatares de la constitución de una nación unificada que solo se logró hasta la dinastía Qui (221 a. C.) la propuesta de las dos escuelas de Shun, ahora la propuesta de Confucio se dirigiría, en principio por su complejidad y profundidad filosófica, hacia los grupos dirigentes o el mismo grupo de maestros encargados de la enseñanza.

[Los contenidos pedagógicos de Confucio se presentan en próxima salida y de estos en relación con lo que Europa considera como Universidad].

*https://es.wikipedia.org/wiki/Emperador_Shun

** Además, controvierte algunas afirmaciones eurocéntricas sobre las primeras formas de escritura que se ubican dentro del ámbito europeo o directamente relacionado. Varias de ellas se han consignado en salidas anteriores sobre las universidades en la historia.