Ya se ha dejado clara la diferencia entre un tren elevado en grandes avenidas (algunas de las llamadas troncales en Bogotá) que se despliegan como tales al dejar lo que se entiende como Centro Ampliado de Bogotá, y uno en las avenidas que se encuentran dentro de éste, caso de la carrera 14 como es nombrada la avenida Caracas en mapas de Bogotá. https://proaarquitectura.co/reflexiones-alrededor-del-metro-para-bogota/
Ahora bien, son muchas las ciudades que han construido metros elevados que atraviesan zonas centrales. Es conveniente ver lo que ha sucedido con ellos, contrario a lo que hizo un reconocido periodista que fue a Medellín e hizo un reportaje mostrando “solo” las bondades de su tren elevado (que son muchas) pero omitió lo que sucede cuando este atraviesa el centro antiguo de la ciudad. No mostró esa cara de la realidad.

Como se puede ver y como era de esperarse en una sociedad marcada por el desempleo y el famoso “rebusque” que nos caracteriza, los bajos del tren elevado de Medellín han generado un bazar a cielo abierto que cubre varias cuadras. Pero lo que se ve es la condición diurna, porque la nocturna es de alta peligrosidad. Los que han podido ver la película “Los reyes del mundo” tienen una imagen exacta de lo que sucede en ese sector en las noches y que fue potenciado (ya existía en menor complejidad y dimensión) por el paso del metro de Medellín.
En otras latitudes no es nada diferente. Al respecto dice un visitante asiduo a la ciudad de Nueva York:
Las líneas elevadas permanecieron en el norte de Manhattan hasta bien entrada la década de los años noventa, cuando también fueron sustituidas. La densidad, intensidad de vida, utilización, presión del espacio urbano y público lleva a enterrar las líneas. Se dejan segmentos aéreos que ya estaban y se rehabilitan para otros usos, pero los nuevos son enterrados.

Las ciudades no quieren modos de transporte elevados por el fuerte impacto que este tiene sobre su entorno.
