Proposiciones/Visiones Pospandémicas No. 3
Carlos Niño Murcia
Arquitecto
“Un arquitecto de 1972 y un abuelito mayor de 70 años, o sea que no sé si pueda volver a salir a la calle y solo podré ver el sol y sacar la mano para que me caliente desde la ventana de mi encierro…”
El ser humano es un animal gregario, necesita encontrar a los otros, requiere de los otros para vivir. Por eso, la ciudad ha existido desde siempre, pero ahora en la ciudad actual los números son abrumadores: 25 y más millones, como en México y Sao Paulo.
En la ciudad existe la res pública y la res privata, dos dimensiones que se articulan ante todo en el espacio público. No solo están las residencias y las dependencias privadas, sino también las instituciones, los monumentos y demás lugares que representan y difunden la memoria colectiva, ratificando los valores que cohesionan a la sociedad y la enaltecen para que como comunidad florezca y potencie la vida.
La calle y la plaza acogen y propician el paso de las gentes, son la esencia de la ciudad, son el espacio público donde se dan todo tipo de intercambios y vivencias, pero ahora están vacías. Una calle como la de Chandni Chowk en el viejo Delhi, llena de gente y de miles de actividades es la auténtica ciudad, pero en estos días de encerramiento las calles se parecen más bien a Comala, la de Pedro Páramo y los muertos que la habitan y recorren.
Estamos en una situación sin precedentes; no es una ciudad la que sufre una epidemia, ni un país, sino el mundo entero. Hoy, defender la comunidad es aislarnos por un tiempo, es practicar el distanciamiento social… y esto es lo contrario a la ciudad. Es ver desde la ventana la Comala que habitamos.
Y ¿qué va a pasar con la arquitectura, nuestro oficio? Sin duda debe replantearse: pensar aún más en la gente y en el medio ambiente, en la sostenibilidad y la equidad, es dejar atrás la megalomanía, el vedettismo y la usura inmobiliaria. Todo se replanteará luego de esta pandemia, y por supuesto también el papel de los arquitectos. Pero como siempre, la sociedad necesita de nosotros para pensar y construir el espacio de su vida, para que la construcción sea uno de los motores de la recuperación económica, para que nuestra relación con el mundo sea más armónica y contribuyamos a una sociedad más equitativa.