Edgar Burbano, reconocido arquitecto colombiano, escribió en la revista PROA 101, de julio de 1956, sobre la arquitectura finlandesa, desconocida a nivel mundial en esa época. Hace recordar que esta se comenzó a reconocer en Occidente a raíz del Segundo Premio que recibió Eliel Saarinen (1873-1950), arquitecto finlandés, con ocasión del concurso internacional para el edificio “Chicago Tribune” (1922). Burbano dedica su escrito a otro importante arquitecto finlandés, Alvar Aalto (Hugo Alvar Henric Aalto, 1898-1976).
Aalto, luego de su graduación en 1921 y de su creciente reconocimiento en su país, viajó a Estados Unidos donde logró igual reconocimiento, al punto que Frank Lloyd Wright, arquitecto poco proclive a reconocer méritos en sus colegas, calificó a Aalto de “genio”, y el M.I.T. de Boston le ofreció una cátedra como profesor de arquitectura. Entre su excelente y prolífica obra arquitectónica, sus arquitecturas industriales han sido reconocidas. Sobre estas el historiador Sigfried Giedion señaló: “Aalto conoce el secreto de elevar un plano industrial, elemento netamente técnico, a la categoría de la más pura arquitectura”.