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N°083 ago., 1954

$60.000

 

Contenido

  •   7 Casas económicas Vs. Casas baratas. Notas Editoriales – Proa
  • 10 Residencia en Bogotá – Obregón & Valenzuela
  • 12 Estudio para casa económica – Carlos Arbeláez, Eduardo Pombo, Samuel Vieco, Germán Samper
  • 14 Almacenes en Barranquilla – Obregón & Valenzuela
  • 15 Club Social en Pereira – Obregón & Valenzuela
  • 18 Edificio comercial en Bogotá – Esguerra, Sáenz, Urdaneta, Suárez
  • 22 Un mercado urbano – M. de Vengoechea y J. de Recasens
  • 24 Hotel Copan. Sao Paulo, Brasil – Henrique Mihdlin
  • 25 Hospital de Servicio Público. Sao Paulo – Armando Caravalho & Renato Villela
  • 28 Tom Hardy – Dicken Castro
  • 30 La Sociedad Colombiana de Arquitectos – Noticias S.C.A.
Ejemplar disponible solo en formato PDF.
Categoría:

Descripción

Casas económicas vs casas baratas: así titula PROA su editorial en la revista No 83 de agosto de 1954:

Tenemos actualmente en Colombia un buen número de entidades oficiales, semi-oficiales y particulares afanosamente ocupadas en los problemas de la vivienda oficial. (….) Pero sucede que, a tan loables empeños, con los que se construyen anualmente millares de viviendas, no siempre corresponden los estudios técnicos pertinentes. Contados son los proyectos que corresponden al clima, a los materiales y a las exigencias sociales de nuestros distintos departamentos. (…) El peor inconveniente, fuera de los ya mencionados, y el que en los últimos tiempos ha causado mayores críticas, es el de confundir la casa BARATA con la casa ECONÓMICA. Lo barato casi siempre lleva casi siempre lleva consigo el fraude y el engaño, expresa ejecución descuidada y propósito de utilidad inescrupulosa. La casa ECONÓMICA significa estudios arquitectónicos esmerados, cuidadosas especificaciones, sencillez y limpieza en los diseños e inteligentes investigaciones económicas relacionadas con materiales, equipos, instalaciones y utensilios. Las casas baratas que en las distintas ciudades de Colombia se construyen actualmente son el más traicionero de los señuelos. En ellos cae ese gran sector de nuestra clase media baja, la más trabajadora, la más resignada y la más virtuosa. Una vez ocupada la casa de engañosa apariencia se precipitan las taras en forma de grietas, goteras, defectos en los acabados o en las precarias instalaciones. Se paga caro ese justo anhelo de tener un techo abrigado, higiénico, amable y duradero.

Han pasado setenta años, cualquier parecido con la realidad de hoy, se deja a su consideración, apreciado lector.

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